II
Si te sientes a veces decaído,
con el cuerpo febril y marchitado,
apelarás por el que está tu lado
y serás prontamente socorrido.
Sé que mi ángel nunca se ha dormido,
cuando le llamo con mi voz llorosa,
vuela a mi cama, junto a mi se posa,
aleja el malestar con nueva brisa
logrando devolverme una sonrisa
de una extraña manera prodigiosa.